viernes, 31 de diciembre de 2010

Capítulo III: Tras el muro

Un chispazo. Eso era lo que sintió Violetta al acariciar la piedra del muro que sobresalía.

El chispazo le recorrió toda su espina dorsal y la llenó de odio, de lágrimas y de catástrofes. La chica ahogó un grito y se sintió desesperada. Ahí había habido alguien. O había.

Después del chispazo, se aguantó sobre el muro mientras sus grandes alas daban señales para irse de ahí. La chica optó por andar un poco más por la arena y se elevó en el aire, recordando los bailes de verano sobre la arena. Ahí la vio. Ahí vio alguien. La miraba con aires de suficiencia. Era una chica. Pero sus grandes alas no eran las de un ángel, emetían suaves pinceladas de horror al mundo. Oscuridad.Violetta quiso apartarse pero ya era tarde, y la chica se fue hacia ella.

Violetta la miró a sus ojos. Sintió tranquilidad, cosa que la mantuvo alerta, ya que era un demonio.

-¿Qué haces aquí? Está prohibido pasar de un mundo al otro…-Violetta tragó saliva.

-¿Quién dice eso? Yo creo que soy libre de ir de un sitio al otro, no sé, nadie me impide de ir de aquí para allá. Sabes, quiero hablar contigo.

-No te tomes tantas confianzas conmigo. No nos conocemos. Por cierto, soy Violetta.

-Yo soy Cai.

Al llegar la fría tarde, Cai y Violetta seguían sentadas juntas, a cierta distancia pero relativamente juntas.

-Hay una chica en el mundo de los demonios que es pastada a ti…- dijo Cai.

Violetta ladeó la cabeza y espero la respuesta.

-Se llama Addu, -prosiguió Cai- a ella también le gusta venir a este muro.

Violetta recordó el chispazo y empezó a ponerse pálida.

-¿Y que le pasa a Addu?
-Nada.-Dijo Cai- su padre ha desaparecido, y, como consecuencia vendrá a vivir conmigo. A lo mejor te gustaría conocerla, ¿no?

Violetta abrió la boca para decir algo pero se contuvo. Seguidamente soltó:

-No creo que me vean demasiado bien los del pueblo si me ven pasear con un par de demonios… Cai la miró a los ojos y le dijo:

-Si mañana a las seis no estás aquí, querrá decir que te has echado para atrás. Nos vemos mañana… Vio.

Violetta vio como pasaba el muro y sintió que se le removía el estómago.
Había estado hablando con un demonio. Algo que nunca le perdonarían los de su pueblo. Había visto como muchas veces habían ejecutado ángeles en lo alto de una hoguera por haberles visto con un demonio.Se levantó y se fue hacia su casa.

Lo que no vio fue que un ángel había captado el momento en el que ella había estado con la chica demonio.

Capítulo II: Simplemente Addu

Addu daba vueltas en circulo, mientras esperaba con impaciencia la aparición de su padre por la puerta del gran salón.
La puerta se abrió, con un gran estruendo, y la muchacha se giró con la esperanza de ver a su padre con su gran ejercito. Pero no fue así, por la puerta solo apareció uno de los sirvientes de su padre, Minks, que era también gran amigo de la familia.
-¡Señorita Addu!¡Señorita Addu!-dijo el hombre mientras corría por la gran alfombra roja , meneando sus alas enérgicamente.
-¿Que pasa, Minks?-dijo ella de la forma más dulce posible, a pesar de su evidente nerviosismo.-¿Y mi padre?
-De eso mismo quería hablaros.-Minks cogió aire para poder seguir hablando.-No hay noticias de su padre. Desapareció ayer por la noche.
-No...No iras en serio..-la voz de Addu temblaba con cada palabra que pronunciaba.
El hombre asintió.
-Señorita Addu,¿está usted bien?-preguntó Minks, mientras intentaba sonreír (obteniendo como resultado un boca abierta que mostraba unos horribles dientres amarillentos)
-¡¡Claro que no!! Mi padre a desaparecido y todos lo jefes de la gran orden de los demonios van a venir esta noche a verle ¿Y se supone que yo tendría que estar bien? No,¡ nada esta bien! ¿Que voy a hacer yo ahora?No puedo traer todos los jefes de nuestro mundo para recibir a mi padre sin mi padre.-la chica gritaba como una posesa, dando tantas vueltas que Minks se mareaba con solo mirarla.
-Señorita, si lo desea , podría venirse a vivir conmigo y con mi hija Cai hasta que se calmen las cosas. No quiero que este sola.¿Que me dice?
-No se.... No quiero ser molestia, pero la verdad es que me encantaría. Pero aunque yo quiera, eso no va a ser posible. Es demasiado tarde para decirles a los jefes que no vengan, pero no para solicitar su ayuda esta noche en el banquete “de mi padre”.
-No es una molesta, en serio. Puede usted venir, mi casa no queda lejos de aquí. Cai y yo vendremos a buscarla a las 8. Tenga sus cosas preparadas.
-Gracias Minks. Es usted un buen hombre (o un buen demonio).Le diré a los criados que preparen mis cosas.
Minks asintió mientra abandonaba la habitación revoloteando con sus alas de murciélago.
Addu echó un ultimo vistazo al gran trono que presidía la habitación, pensando que quizás su padre no volvería a sentarse allí.
Si mirar atrás, se dirigió a la puerta de la cual hacia apenas 15 minutos esperaba ver salir a su padre, pero que ahora solo la parecía un estúpido trozo de madera que había decidido matar sus ilusiones.
La vendría bien dar un paseo para despejarse la cabeza.

Addu se acercó hasta el gran muro de piedra, que se suponía que separaba ambos mundos, pero que ;pensó ella; no separaba nada. Cualquier demonio con demasiado tiempo libre hubiera podido volar por encima de él y pasar al otro lado, y lo mismo con los ángeles, aunque fueran demasiado “puros” y “buenos” como para hacerlo. ¿Para que querría alguien pasar al otro lado? No había nada interesante en ninguno de los lados.
Se dedicó a palpar el muro con las manos,admirando orgullosa el trabajo que habían hecho sus antepasados con no soportar a los idiotas de los ángeles y sus cursiladas.
Encontró una pequeña piedra que sobresalía entre el resto. Y la acarició con cuidado, pensando que ahora mismo ella podría haber sido esa piedra , y que, de hecho, le habría gustado. Cerró los ojos y se concentró en masajear la piedra con sumo cuidado, hasta que, de pronto, noto algo.
Era una sensación extraña, como un calambre de energía que subía por su brazo. Apartó la mano, asustada.
<<Quizá me lo he imaginado>> pensó.
No, aquello era demasiado real, para ser una simple imaginación.
Demasiado puro.
Se miró la mano extrañada. Seguía tan pálida como siempre.
Miró el muró durante varios minutos (poniendo especial atención en la piedrecita saliente),hasta que finalmente decidió que lo mejor era volver ya al palacio y hacer las maletas.
No quería que Minks se enfadará, ya que él y Cai eran lo único que le quedaba para no estar sola.
Aún más sola, mejor dicho.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Capítulo I: ''Porque yo soy Violetta y tengo 16 años''

Me siento extraña. ¿Qué hago aquí?
El viento me revuelve el pelo, mientras que con una mano me lo aguanto.
Pego la oreja en el muro y voy dejándome caer, hasta acabar de rodillas.
Me he peleado con mi padre. Dice que no está bien que ‘’una jovencita como yo empiece a fijarse en chicos’’ tampoco entiendo porqué lo ha hecho, sólo me ha llamado Sheik para preguntarme un par de cosas. Y tampoco pasaría nada. Todas mis amigas tienen novio.

Salí corriendo de mi casa y me fui hacia la playa. Me metí en la playa. ‘’Tengo 16 años, ya no soy una cría pequeña’’ esa frase me resonaba en mi cabeza, golpeándomela con cada palabra.

Seguidamente busqué el muro, el muro que separa mi mundo, el de los ángeles y el de los demonios.
Separaron estos mundos hace ya mucho tiempo, tanto que ya no se sabía el año exacto.
Los ángeles son tranquilos, aunque algunos algo traviesos, aunque nunca hacen nada por rencor.
Palpé el muro buscando algo. Algo que no debía de estar ahí, pero, claro, eso no se sabía nunca.

Porque yo era un ángel.
Era Violetta y tenía diecisiete años.

Epílogo//Al otro lado del muro

 Sus pies se deslizaban sobre  la arena mojada, mientras su cabello , entre castaño y dorado, caía como una cascada sobre los hombros. Dos enormes alas de plumas de el blanco más puro jamás conocido le salían de la espalda y se extendían, hermosas y firmes, como si de una paloma se tratara.

Recostó su espalda sobre el gran muro que separaba ambos mundos, y su mirada se perdió entre el cielo azul, en busca de algo que llenara ese agujero que notaba en su interior.
 Su mano se apoyó contra la pared intentando palpar algo que no estaba allí realmente.
O eso pensaba ella
Al otro lado del muro, otra figura caminaba también, palpando con cuidado cada piedra, como si de las  joyas más valiosas se tratara. Sus alas, negras y bellas , daban la sensación de estar hechas de finos hilos de onix,y su pelo, liso negro y corto la daba un aspecto más salvaje de lo que ella en realidad intentaba parecer, aunque en el fondo realmente lo fuera.
Sus ojos, negros como la pez, miraban hacia el orizonte, y su falda se mecía con el viento.
Su fina mano de porcelana se paró sobre una piedra que sobresalía de entre el muro.
Y entonces lo notó
Un fino hilo de electricidad pasó entre ambas, como si fuese un calambre, y entonces, ese hueco que había en su interior se llenó, y supieron que nada en el mundo podía separarlas, aún sin conocerse.
Nada.

Amictia Moeina

Dos mundos.
Dos razas enfrentadas
Dos chicas
Y un muro que las separa.

Violetta es un ángel
Addu un demonio.
Juntas cruzarán en muro por un mismo motivo:
Una amistad entre muros
Amictia Moeina

Esta historia esta escrita por nosotras, Straw y Mix!, unas jovenes promesas de la literatura, por así decirlo! xD
Esperamos que os guste, porque para escribirla, cada una nos hemos metido mucho en el papel de un personaje(Violetta=Straw, Addu=Mix!). En fín espereamos que os guste nuestra estreña amistad. Una amistad entre muros.
Atte:
Las autoras