domingo, 20 de febrero de 2011

Capitilo V// Charlas y Remedios

 -¡Ah! Así que eres Addu...-dijo Violetta fijándose en las alas de Addu, que
>a diferencia de las de Cai, eran algo más grandes y se parecían más a las de
 un cuervo que a las de un murciélago
 -Así es. Y tu eres...
 -Violetta..- Dijo ella, mirando fijamente a los ojos grises de Addu.
 -Violetta...¿Sabes ya el motivo por el que estas aquí?
 -No...No, la verdad...-las alas de Violetta vibraban del miedo,y al notarlo, Addu no pudo hacer otra cosa que esbozar una sonrisa y decirla:
 -Bueno, pues ya somos 2 personas que no sabemos que hacemos aquí.-ahora Addu
reía, con una risa alegre y cantarina, muy impropia para un demonio.
 -No somos personas.-dijo Violetta, poniéndose seria y desplegando al máximo
sus alas.-Somos un ángel y un demonio. Y no deberíamos de vernos, y más
 sabiendo lo que pasa entre nuestros pueblos.
> -Mira, tengo problemas más graves que la guerra eterna entre ángeles y
> demonios.
> -Lo...Lo siento...No pretendía que te sintieras mal, peor es que esto no
> esta bien...Si me vieran...
> -Mira, nadie nos está viendo. Y además estoy segura de que tu también tienes
> problemas...
> -Pues sí. En estos instantes tengo que soportar al ángel más idiota del
> mundo, que no es otro que mi padre.
> -Pues que suerte tienes.
> -¿Y eso a que viene?-dijo Violetta, mientras Addu jugueteaba con un mechón
> de pelo.
> -Tú al menos tienes, padre. Yo no,mi padre ha desaparecido y tengo todo el
> reino norte sin un rey. Si alguien de la zona baja se entera, puedo darme
> por muerta.
> -Es verdad...Cai me comentó algo por el estilo. Pero créeme, tu al menos te
> llevabas bien con tu padre. Mi padre es un monstruo, no merece el nombre de
> ángel. Y él también es alguien importante. Es el hijo de Gabriel.
> -¿El arcángel?
> -La arcángel. Pero yo no la conozco muy bien, siempre esta en el consejo de
> arcángeles y no la veo desde que cumplí 8 años.
> -Vaya...Estamos las dos bien jodidas.
> -¿Y como se llama tu reino?
> -Chaos. Está en Latín,ya sabes, idioma de mortales, es algo así como
> desastre.¿Y el tuyo?
> -Bueno, la zona que gobierna mi padre es Penativus, que significa hogar de
> Dioses. También está en Latín.-dijo Violetta con una sonrisa triste.
> -Es curioso que estemos contándonos esto entre un ángel y un demonio como si
> no pasará nada.
> -Pues yo tampoco nos veo tan distintas. Mira, tú crees que tu padre es malo,
> y se supone que los malos somos los demonios, y mi padre era bueno, de eso
> estoy segura, pro mucho que fuera un demonio.
> -Yo no creo que mi padre es malo. Yo sé que mi padre es malo.
> Addu rió, y Violetta la acompañó. Hablaron durante unas 2 horas más, y
> incluso llegaron a sentirse cómodas la una junto a la otra, hasta que Addu
> recordó que tenía cosas que hacer.
> -¡Mierda!Lo siento Vi, pero me tengo que ir. Tengo media hora para recibir a
> todos los dirigentes del mundo de los demonios y cambiarme, pero me ha
> venido bien hablar contigo. Es más, creo que deberíamos volver a vernos.
> -Sí, no puedo estar más de acuerdo.
> -Entonces,¿ mañana a la misma hora?
> -¡Claro! Pero recuerda nadie debe saber que hemos hablado.
> Violetta asintió, y mientras Addu cruzaba el muro a todo velocidad.
> -¿Vi?¿Me ha llamado Vi?-dijo para si misma, mientrasse encogía de hombros y
> ponía rumbo a casa.
>
>
>
> -Mi señor, tengo noticias que darle.
> -¿Que quieres,Yinnel?
> -Es sobre su hija, Violetta...He visto a su hija hablando con una demonio en
> el muro.
> -¡No digas estupideces! Violetta nunca se acercaría a uno de esos monstruos.
> Además te recuerdo que una vez dijiste que habías apresado un demonio y
> cuando llegamos no había nada .
> -¡Se lo juró! Además , ha prometido que mañana volverían a verse. Si no me
> cree, acompáñeme mañana.
> -De acuerdo Yinnel, de acompañaré, pero solo porque estoy seguro de que mi
> Violetta nunca haría eso.
> -Ya cambiara de opinión cuando la vea.
> -Espero que no sea así.
>
>
>
>
> En el gran salón del palacio de Chaos, todo el mundo estaba impaciente.
> Nadie sabía porque el rey no había aparecido aún, y el hecho de que tampoco
> su hija apareciese por allí no ayudaba.
> Pero cuando Addu apareció, se hizo el silencio en la sala. Llevaba el pelo
> recogido en un moño, pero dos mechones rebeldes la caian por la frente, cada
> uno a un lado. Su vestido, negro y plata, corto y con algo de vuelo, dejaba
> ver unas piernas largas y delgadas, cubiertas con unas medias de rejilla, y
> unos tacones negros remataban el conjunto. Peor lo que más impresionaba en
 ella eran sus alas, que parecían demasiado grandes para una muchacha de
 aspecto tan delicado. De ellas colgaban finos hilos de planta, que Cai se
había esmerado en colocar con sumo cuidado.
 Addu avanzó por la gran alfombra sin inmutarse de las miradas curiosas, con
la cabeza alta y sus grandes ojos grises clavados en el escenario.
 Una vez estubo en el escenario anunció, con voz firme y serena:
 -Señoras, señores, lamento mucho haberles traido hasta aquí en la ausencia
 de mi padre, pero debía comomunicarles la noticia de que mi padre a...a... Addu no pudo continuar, oía los rumores de la gente, veía sus rostros ante
 ella y notó como todo la daba vueltas. Las piernas la temblaban, y sentí como su espíritu la abandonaba poco a poco.
 Lo ultimo que vio antes de desplomarse, fueron las miradas atónitas de los
presentes. Y entonces, sintió el silencio.`
Perdón por las rayitas esas, no se de  donde han salido!! :S

viernes, 7 de enero de 2011

Capítulo 4.- Espera

A las 8, Addu se acercó a casa de Minks, cargando con dos pesadas maletas de cuero negro, lo que la dificultaba mucho el vuelo.
La casa de Minks era un hogar modesto, la típica casa de campo, solo que estaba en medio de la ciudad. Llamó a la puerta .En menos de un minuto, Cai, hija de Minks y su amiga de toda la vida, abrió la puerta con entusiasmo.
-¡Addu!¿Que tal estas?
Addu no dijo nada.
-Anda, ven, vamos a mi cuarto.-dijo Cai, arrastrándola del brazo hasta su habitación.
La habitación de Cai era sencillamente impresionante. Las paredes eran grises, y estaban llenas de posters de grupos de música y una enorme cama de sabanas negras y almohadones de mismo color. En el suelo había una gran alfombra negra, sobre la que había una mesa de cristal.
Cai se sentó sobre la cama, mientras Addu observaba el cuarto. Aunque no era la primera vez que iba, la seguía asombrando el buen gusto de Cai a la hora de decorar.
Addu dejo las maletas de cuero negro sobre la mesa y se acomodó en un pequeño sillón.
Tenía la mirada completamente perdida, y Cai lo notó.
-Ad .-era el mote cariñoso que Cai le había asignado, aunque a Addu le parecía excesivo acortar un nombre como el suyo.-No te preocupes. Estoy segura de que tu padre estará bien ¿Quien querría hacerle daño?
-Es el gobernador, prácticamente la mitad del infierno le odia.
-Hay, Addu, deja de ser tan negativa. A este paso me vas a deprimir a mi también.-intentó animarla Cai, aunque sabía que era completamente inútil.
Cai siempre había sido el tipo de chica loca y atrevida, que decía lo que pensaba y causaba sensación entre los demonios de su edad y incluso entre los más mayores. Sin embargo, Addu era bastante más calmada y tranquila, por lo que parecía casi imposible que ambas fueran amigas,. Pero dicen que los opuestos se atraen, y estaba bien claro que esa ley era bien aplicable a Addu y a Cai. Sobretodo a Cai que en uno de sus frecuentes viajes al otro lado del muro, fue capturada por un ángel de su misma edad que amenazaba con llevarla ante los arcángeles si no se “dejaba hacer”. Como es natural, Cai se negó , e intentó escapar por todos sus medios, pero el ángel era más fuerte que ella, por mucho que ella fuera más fiera, así que el ángel (cuyo nombre era Yinnel, como supo ella más tarde) decidió llevarla ante los arcángeles. Pero a la puerta del congreso, apareció su salvador. Era un ángel de porte apuesta, espalda ancha,cabellos rubios y ojos verdes, cuyo nombre era Karel. Cai le miró con una mezcla de odio y curiosidad,(más curiosidad que odio, a decir verdad). Solo él consiguió pararle los pies a Yinnel (que por lo que Karel le contó en sus encuentros anteriores, no era más que un ángel salido y bastante desesperado, lo que él clasifico como “la vergüenza de su raza”), y algo que tiene aún más mérito: enamorar a Cai. Por lo visto, el sentimiento era mutuo, y todas las noches, rondando las 12, Cai iba a verle, con una sonrisa dibujada en la cara.
La única persona que sabía el secreto de Karel y Cai era Addu, que muchas veces acompañaba a Cai hasta el muro, pero que nunca lo cruzaba, para dejarles intimidad.
Las dos demonios seguían mirando al suelo,Cai pensando en Yarel, Addu temiendo por su padre, cuando Cai recordó algo que podría animar a su amiga.
-Addu.-anunció ella.-Hoy voy a ir al muró algo más temprano, y esta vez, vas a cruzar el muro conmigo.
-¿Voy a conocer a Karel?-peguntó Addu , curiosa.
-Aún mejor.-Cai esbozó una sonrisa enigmática.- Te voy a presentar a alguien muy especial.
-¿No me habrás buscado un ligue entre tus amigos los de las plumitas,verdad? Sabes que a mi esos no me van.
-¡Aaaah! Eso es una sorpresa. Arréglate , que nos vamos al muro.
-No me voy a arreglar para conocer a un plumitas, Cai.
-Bueno,pues vayámonos ya.

Caminaron durante un buen rato, pero al fin divisaron el muro. Cai lo pasó sin dudar, Addu se lo pensó,recordando la experiencia de aquella mañana, pero ante las insistencias de su amiga, pasó a regañadientes.
La visión de el mundo de los ángeles la dejó petrificada.
Enormes ciudades , llenas de torres y catedrales blancas de extendían más allá de donde su vista alcanzaba, rodeadas de nubes de tonos rosáceos y amarillentos, y en el medio, un edificio enorme, lleno de cúpulas y cristaleras. Addu lo dedució al instante. Aquello solo podía ser la sala de los arcángeles.
Dejó de mirar el paisaje para mirar lo que tenía frente a ella, que no era otra cosa que una playa de aguas cristalinas y arena fina.
“En el mundo de los demonios no hay estas playas”, pensó.
Addu se recostó sobre el muró de piedra, poniendo mucho cuidado en donde ponía las alas, para prevenir futuros calambrazos.
Allí se quedó, medio adormilada, durante mucho rato, mientras esperaba a ese alguien que Cai le había prometido.
Cai, por su parte, estaba completamente desesperada. Daba vueltas en circulo, daba patadas a la arena que pillaba y soltaba maldiciones por lo bajo. Finalmente, al cabo de 2 horas, se rindió.
-Addu , lo siento mucho, pero me voy a ir. No me he duchado aún, y esta noche he quedado con Karel y tengo que arreglarme. Vas a tener que esperar tu sola.
-¿Quien te ha dicho que me vaya a quedar a esperar?-dijo Addu, con una sonrisa traviesa (era evidente que el sueñecito la había sentado bastante bien.
-Se que lo harás. Si viene, dile que vienes de mi parte, que eres el demonio del que le hablé-Cai echó a volar por encima del muró, dejando a Addu sola.
Addu siguió esperando durante más o menos otra hora más, y cuando ya se iba a rendir, lo notó.
Era un cosquilleo en la nuca, como si la atravesará una corriente eléctrica. Lo mismo que sintió al tocar la piedra aquella mañana.
Y entonces la vió a ella. Un esplendido ángel con el pelo castaño claro , los ojos azulados y unas alas enormes y grandes. Parecía preocupada, como si llegará tarde.
Por fín, la tubo frente a ella.
Sus ojos parecían aún más azules de cerca.
-Soy Violetta ¿tu no serás por casualidad Cai?
-No.-dijo Addu, esbozando una sonrisa.

viernes, 31 de diciembre de 2010

Capítulo III: Tras el muro

Un chispazo. Eso era lo que sintió Violetta al acariciar la piedra del muro que sobresalía.

El chispazo le recorrió toda su espina dorsal y la llenó de odio, de lágrimas y de catástrofes. La chica ahogó un grito y se sintió desesperada. Ahí había habido alguien. O había.

Después del chispazo, se aguantó sobre el muro mientras sus grandes alas daban señales para irse de ahí. La chica optó por andar un poco más por la arena y se elevó en el aire, recordando los bailes de verano sobre la arena. Ahí la vio. Ahí vio alguien. La miraba con aires de suficiencia. Era una chica. Pero sus grandes alas no eran las de un ángel, emetían suaves pinceladas de horror al mundo. Oscuridad.Violetta quiso apartarse pero ya era tarde, y la chica se fue hacia ella.

Violetta la miró a sus ojos. Sintió tranquilidad, cosa que la mantuvo alerta, ya que era un demonio.

-¿Qué haces aquí? Está prohibido pasar de un mundo al otro…-Violetta tragó saliva.

-¿Quién dice eso? Yo creo que soy libre de ir de un sitio al otro, no sé, nadie me impide de ir de aquí para allá. Sabes, quiero hablar contigo.

-No te tomes tantas confianzas conmigo. No nos conocemos. Por cierto, soy Violetta.

-Yo soy Cai.

Al llegar la fría tarde, Cai y Violetta seguían sentadas juntas, a cierta distancia pero relativamente juntas.

-Hay una chica en el mundo de los demonios que es pastada a ti…- dijo Cai.

Violetta ladeó la cabeza y espero la respuesta.

-Se llama Addu, -prosiguió Cai- a ella también le gusta venir a este muro.

Violetta recordó el chispazo y empezó a ponerse pálida.

-¿Y que le pasa a Addu?
-Nada.-Dijo Cai- su padre ha desaparecido, y, como consecuencia vendrá a vivir conmigo. A lo mejor te gustaría conocerla, ¿no?

Violetta abrió la boca para decir algo pero se contuvo. Seguidamente soltó:

-No creo que me vean demasiado bien los del pueblo si me ven pasear con un par de demonios… Cai la miró a los ojos y le dijo:

-Si mañana a las seis no estás aquí, querrá decir que te has echado para atrás. Nos vemos mañana… Vio.

Violetta vio como pasaba el muro y sintió que se le removía el estómago.
Había estado hablando con un demonio. Algo que nunca le perdonarían los de su pueblo. Había visto como muchas veces habían ejecutado ángeles en lo alto de una hoguera por haberles visto con un demonio.Se levantó y se fue hacia su casa.

Lo que no vio fue que un ángel había captado el momento en el que ella había estado con la chica demonio.

Capítulo II: Simplemente Addu

Addu daba vueltas en circulo, mientras esperaba con impaciencia la aparición de su padre por la puerta del gran salón.
La puerta se abrió, con un gran estruendo, y la muchacha se giró con la esperanza de ver a su padre con su gran ejercito. Pero no fue así, por la puerta solo apareció uno de los sirvientes de su padre, Minks, que era también gran amigo de la familia.
-¡Señorita Addu!¡Señorita Addu!-dijo el hombre mientras corría por la gran alfombra roja , meneando sus alas enérgicamente.
-¿Que pasa, Minks?-dijo ella de la forma más dulce posible, a pesar de su evidente nerviosismo.-¿Y mi padre?
-De eso mismo quería hablaros.-Minks cogió aire para poder seguir hablando.-No hay noticias de su padre. Desapareció ayer por la noche.
-No...No iras en serio..-la voz de Addu temblaba con cada palabra que pronunciaba.
El hombre asintió.
-Señorita Addu,¿está usted bien?-preguntó Minks, mientras intentaba sonreír (obteniendo como resultado un boca abierta que mostraba unos horribles dientres amarillentos)
-¡¡Claro que no!! Mi padre a desaparecido y todos lo jefes de la gran orden de los demonios van a venir esta noche a verle ¿Y se supone que yo tendría que estar bien? No,¡ nada esta bien! ¿Que voy a hacer yo ahora?No puedo traer todos los jefes de nuestro mundo para recibir a mi padre sin mi padre.-la chica gritaba como una posesa, dando tantas vueltas que Minks se mareaba con solo mirarla.
-Señorita, si lo desea , podría venirse a vivir conmigo y con mi hija Cai hasta que se calmen las cosas. No quiero que este sola.¿Que me dice?
-No se.... No quiero ser molestia, pero la verdad es que me encantaría. Pero aunque yo quiera, eso no va a ser posible. Es demasiado tarde para decirles a los jefes que no vengan, pero no para solicitar su ayuda esta noche en el banquete “de mi padre”.
-No es una molesta, en serio. Puede usted venir, mi casa no queda lejos de aquí. Cai y yo vendremos a buscarla a las 8. Tenga sus cosas preparadas.
-Gracias Minks. Es usted un buen hombre (o un buen demonio).Le diré a los criados que preparen mis cosas.
Minks asintió mientra abandonaba la habitación revoloteando con sus alas de murciélago.
Addu echó un ultimo vistazo al gran trono que presidía la habitación, pensando que quizás su padre no volvería a sentarse allí.
Si mirar atrás, se dirigió a la puerta de la cual hacia apenas 15 minutos esperaba ver salir a su padre, pero que ahora solo la parecía un estúpido trozo de madera que había decidido matar sus ilusiones.
La vendría bien dar un paseo para despejarse la cabeza.

Addu se acercó hasta el gran muro de piedra, que se suponía que separaba ambos mundos, pero que ;pensó ella; no separaba nada. Cualquier demonio con demasiado tiempo libre hubiera podido volar por encima de él y pasar al otro lado, y lo mismo con los ángeles, aunque fueran demasiado “puros” y “buenos” como para hacerlo. ¿Para que querría alguien pasar al otro lado? No había nada interesante en ninguno de los lados.
Se dedicó a palpar el muro con las manos,admirando orgullosa el trabajo que habían hecho sus antepasados con no soportar a los idiotas de los ángeles y sus cursiladas.
Encontró una pequeña piedra que sobresalía entre el resto. Y la acarició con cuidado, pensando que ahora mismo ella podría haber sido esa piedra , y que, de hecho, le habría gustado. Cerró los ojos y se concentró en masajear la piedra con sumo cuidado, hasta que, de pronto, noto algo.
Era una sensación extraña, como un calambre de energía que subía por su brazo. Apartó la mano, asustada.
<<Quizá me lo he imaginado>> pensó.
No, aquello era demasiado real, para ser una simple imaginación.
Demasiado puro.
Se miró la mano extrañada. Seguía tan pálida como siempre.
Miró el muró durante varios minutos (poniendo especial atención en la piedrecita saliente),hasta que finalmente decidió que lo mejor era volver ya al palacio y hacer las maletas.
No quería que Minks se enfadará, ya que él y Cai eran lo único que le quedaba para no estar sola.
Aún más sola, mejor dicho.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Capítulo I: ''Porque yo soy Violetta y tengo 16 años''

Me siento extraña. ¿Qué hago aquí?
El viento me revuelve el pelo, mientras que con una mano me lo aguanto.
Pego la oreja en el muro y voy dejándome caer, hasta acabar de rodillas.
Me he peleado con mi padre. Dice que no está bien que ‘’una jovencita como yo empiece a fijarse en chicos’’ tampoco entiendo porqué lo ha hecho, sólo me ha llamado Sheik para preguntarme un par de cosas. Y tampoco pasaría nada. Todas mis amigas tienen novio.

Salí corriendo de mi casa y me fui hacia la playa. Me metí en la playa. ‘’Tengo 16 años, ya no soy una cría pequeña’’ esa frase me resonaba en mi cabeza, golpeándomela con cada palabra.

Seguidamente busqué el muro, el muro que separa mi mundo, el de los ángeles y el de los demonios.
Separaron estos mundos hace ya mucho tiempo, tanto que ya no se sabía el año exacto.
Los ángeles son tranquilos, aunque algunos algo traviesos, aunque nunca hacen nada por rencor.
Palpé el muro buscando algo. Algo que no debía de estar ahí, pero, claro, eso no se sabía nunca.

Porque yo era un ángel.
Era Violetta y tenía diecisiete años.

Epílogo//Al otro lado del muro

 Sus pies se deslizaban sobre  la arena mojada, mientras su cabello , entre castaño y dorado, caía como una cascada sobre los hombros. Dos enormes alas de plumas de el blanco más puro jamás conocido le salían de la espalda y se extendían, hermosas y firmes, como si de una paloma se tratara.

Recostó su espalda sobre el gran muro que separaba ambos mundos, y su mirada se perdió entre el cielo azul, en busca de algo que llenara ese agujero que notaba en su interior.
 Su mano se apoyó contra la pared intentando palpar algo que no estaba allí realmente.
O eso pensaba ella
Al otro lado del muro, otra figura caminaba también, palpando con cuidado cada piedra, como si de las  joyas más valiosas se tratara. Sus alas, negras y bellas , daban la sensación de estar hechas de finos hilos de onix,y su pelo, liso negro y corto la daba un aspecto más salvaje de lo que ella en realidad intentaba parecer, aunque en el fondo realmente lo fuera.
Sus ojos, negros como la pez, miraban hacia el orizonte, y su falda se mecía con el viento.
Su fina mano de porcelana se paró sobre una piedra que sobresalía de entre el muro.
Y entonces lo notó
Un fino hilo de electricidad pasó entre ambas, como si fuese un calambre, y entonces, ese hueco que había en su interior se llenó, y supieron que nada en el mundo podía separarlas, aún sin conocerse.
Nada.

Amictia Moeina

Dos mundos.
Dos razas enfrentadas
Dos chicas
Y un muro que las separa.

Violetta es un ángel
Addu un demonio.
Juntas cruzarán en muro por un mismo motivo:
Una amistad entre muros
Amictia Moeina

Esta historia esta escrita por nosotras, Straw y Mix!, unas jovenes promesas de la literatura, por así decirlo! xD
Esperamos que os guste, porque para escribirla, cada una nos hemos metido mucho en el papel de un personaje(Violetta=Straw, Addu=Mix!). En fín espereamos que os guste nuestra estreña amistad. Una amistad entre muros.
Atte:
Las autoras